Maquillaje artesano es un término que me parece precioso y muy definitivo de lo que hago.
Pero ¿qué conlleva la palabra «artesano» para diferenciarlo del maquillaje natural, del maquillaje mineral o del maquillaje orgánico?
¿Qué significa realmente «artesano» llevado al maquillaje?
No es simplemente handmade, ni es exactamente slow cosmétique, no se reduce a un solo concepto.
Seguro que tienes una idea de a qué me refiero cuando hablo de maquillaje artesanal. Pero probablemente no lo tengas claro del todo. El concepto se suele relacionar con los productos y artículos que suelen fabricarse en grupos culturales, étnicos o sectores artísticos, lo que llamamos comúnmente artesanía…
También puedes relacionarlo con materias primas naturales, eco, orgánicas y la forma en que son fabricados y el proceso de producción.
Lo que yo entiendo como maquillaje artesano y por esa razón me gusta llamarlo así es una forma de elaborar maquillaje única y que reúne todos los diversos conceptos…
Empezamos por las materias primas del maquillaje artesano.
Todas son pensadas al detalle: cada manteca, cada aceite, cada mineral… Todas las que puedo son orgánicas, las maceraciones son realizadas por mí, las micas y óxidos los voy mezclando hasta dar con el color adecuado.
Una cosa muy importante para mí a la hora de formular un maquillaje es que, a la vez que te da color, cuide tu piel y, sobre todo, que no contenga ningún ingrediente que no sea totalmente necesario. Eso me creó muchos quebraderos de cabeza a la hora de formular los pintalabios.
Mis labiales no tienen ningún sabor ni olor. Le estuve dando muchas vueltas al tema olor, pero me decanté por utilizar solo aceites esenciales, y no quise utilizar ningún aroma químico, porque no era lo más adecuado para la fina piel de los labios, el coste se disparaba y se complicaba el proceso de fabricación.
Los envases son sostenibles y reciclables pero siempre sin perder su belleza. No lo puedo evitar, para mí es importante que el envase sea tan bonito como su interior. Ya lo sabéis: la belleza de las cosas pequeñas…
El proceso de fabricación es totalmente artesanal, uno a uno, poniendo mimo cada vez que relleno los pequeños tubitos de cartón con la fluida cera líquida, que luego se espesa lentamente… ¡No os podéis llegar a imaginar lo preciso que tiene que ser tu pulso para no manchar el tubito de kraft!
Y laborioso es el trabajo de ir llenando los godets de aluminio con el polvo húmedo que forma las sombras… apretándolos prensándolos uno a uno con la ayuda de una pequeña prensa manual.
Después viene el etiquetado: todas las etiquetas son cortadas y colocadas a mano… (y a causa de ramalazo perfeccionista, el tiempo dedicado a intentar que queden totalmente rectas a menudo supera el previsto…).
Como último paso, pero no por ello menos importante, está la comercialización. Es importante no perder el norte a la hora de hacerlo llegar a vuestras manos.
La forma en que se vende tiene que ser ética y sostenible.
Teniendo en cuenta que cada lote de maquillaje no supera las 50 unidades, su distribución básica son los markets y las ferias dentro de un pequeño radio, lo que se llama «de proximidad».
También tenemos tienda en línea y estamos en contacto con alguna tienda zero waste, pero no entramos en el juego comercial de las rebajas y los descuentos… El precio de nuestros productos está pensado, estudiado y comparado para que sea lo más ético posible… ¡y no morir en el intento!
El maquillaje artesano expresa un contacto vivo con el proceso creativo, esmerado y manual y con todos los que participan en él.
Expresa un modo de hacer cosmética y se traduce en una señal de particularidad. Lo artesanal es aquello en lo que hay arte. Y lo que tiene arte representa el alma de todo artista, del artesano. El reto está en que con un pequeño cosmético los demás puedan llegar a apreciar todo el amor y el trabajo que alberga cada uno de ellos…
Ester
