Como ya debéis saber, me apasionan la mitología, las creencias ancestrales y los rituales que honran los días sagrados.
Como europea que soy, siento una gran afinidad por las culturas latina y nórdica, aunque también hay países orientales que me fascinan.
Cada continente tiene una conexión especial con un elemento y con una parte de la naturaleza.
Por ejemplo, así como Asia está muy unida al elemento fuego (no podemos poner en duda la fuerte espiritualidad de la mayoría de sus religiones), Europa está unida al elemento tierra.
El elemento tierra está vinculado fuertemente a la madre naturaleza, a Gea, y a todo lo que la tierra nos aporta. Así, mientras el elemento fuego intenta trascender de la tierra, el elemento tierra se une a ella, y eso se nota en sus creencias más ancestrales, paganas, salvajes. Y las fiestas paganas celtas son para mí las más relacionadas con rituales vinculados a los solsticios y equinocios y unidos a las personas que los honran…
¿Como, si no, viviría la tierra sin ser regada? (lo cual nos recuerda que el elemento agua está relacionado con los sentimientos).
Las fiestas rituales celtas son ocho: Samhain, Yule, Imbolc, Ostara, Beltane, Litha, Lughnasadh y Mabon.
Ahora estamos en época de Imbolc (2 de febrero), una de las festividades más importantes para los celtas, a medio camino entre el solsticio de invierno y el equinoccio de primavera —jornada mágica, punto de inflexión…
La palabra Imbolc significa literalmente «del vientre».
Con ella se preparan para recibir las cosechas y es el momento de la germinación, de la promesa de fertilidad que trae el fin del frío, del nacimiento de lo nuevo, de la esperanza… Esta fiesta, que se celebraba en honor a Brigid, diosa de la inspiración, la sanación y la adivinación, está íntimamente relacionada con el fuego, y por eso se encendían luces que sirvieran de ayuda al sol para calentar la tierra tras el frío invierno.
En la cultura cristiana la fiesta pagana del Imbolc fue cubierta por la fiesta de la Candelaria, en la cual se encienden velas (candelas) como símbolo de purificación. Por todo ellos, os animo a celebrar el Imbolc.
Os invito a plantar semillas, a limpiar vuestra casa para mover energías y, cómo no, a poner una vela en la ventana para ayudar al sol en su trabajo… ¡Feliz Imbolc!
Ester